En Septiembre de 2024 publiqué un artículo titulado «La Dolabra» que se incluyó en el «Boletín Informativo» del Parque de Bomberos de Sevilla editado por la Sección de Formación y RRPP SPEIS del Ayuntamiento de Sevilla, páginas 49 a 52 y cuyo contenido comparto con todos vosotros aquí. Si queréis descargar el artículo en pdf lo podréis hacer desde el visor incluido al final del mismo.
Una de las cuestiones que más me llamó la atención cuando investigaba los Centonarii de Hispalis (Bernabé: 2016) era la modernidad de su equipamiento, o mejor dicho, como el tipo de herramientas que usaban habían pervivido a lo largo de los siglos sin apenas transformación.
Efectivamente una de esas herramientas la he portado en mi equipo de trabajo desde que entré en el cuerpo de bomberos de Sevilla allá por 1982 y me ha ayudado a realizar mi labor en incontables veces, impedimenta que en este siglo XXI ha desaparecido de él.
Estoy refiriéndome al “hacha de bomberos”, una herramienta que junto al casco o la manguera proyecta toda una serie de identificaciones colectivas en el imaginario social con una fuerte carga simbólica.
En la actualidad se diseñan hachas específicas para bomberos siendo su principal característica distintiva la forma de la cabeza, que presenta “una hoja de hacha clásica en un lado y una púa puntiaguda en el otro” (https://spiegato.com/es/que-es-un-hacha-de-fuego#google_vignette).
Esta herramienta tiene un parecido asombroso con la “dolabra” romana, muy usada por los legionarios romanos y por aquellos que estaban encargados de la extinción de incendios: los Vigili
La “dolabra” se describe como una herramienta versátil muy usada en la antigüedad clásica que tiene una cabeza de metal con una hoja de hacha en un lado y una púa o pico en el otro.
Como observaremos ambas definiciones o descripciones coinciden.

La principal autoridad sobre los bomberos de la Roma Imperial, Ettore De Magistris, para diferenciar esta herramienta del “accette” (hacha) “sensu propio” nos indica que se parecían más a una picola que a un hacha, pero que en vez de tener la hoja en posición horizontal la tenía en posición vertical (De Magistris, 1898:98), es decir lo que vemos en la imagen con la denominación de “hacha de bombero”. Por otro lado Giusto Lipsio indica que la dolabra era un hacha de mango largo (Capponi et alii, 1993:130)
Como hemos visto en otros artículos sobre los Centonarii (Bernabé, 2016) en los que se hablaba de la evolución de los cuerpos de bomberos en el siglo I de nuestra era, los encargados de la extinción de incendios recibieron diferentes denominaciones según el lugar del imperio donde estuviesen radicados, siendo el más conocido la Militia Vigilum de Roma capital, o según quien les pagase o a qué ámbito administrativo pertenecían.
Así mismo, estuviesen adscritos a la esfera militar o civil, todos los intervinientes en un incendio (tanto para crearlo como para sofocarlo) estaban organizados por especialidades y cada uno de ellos tenía unos cometidos muy concretos según sus profesiones o actividades habituales. En el caso de los Centonarii, eran los encargados de confeccionar los centones, una especie de tela de saco impregnada en un material ignifugo que servía para sofocar los incendios a modo de mantas o como vestimenta para aproximarse a las llamas. Tanto los que usaban estas protecciones como los que las confeccionaban recibían la misma denominación sin poder aclarar si ambas profesiones estaban unidas (al menos en el caso de Hispania) o la ejercían gremios diferentes. También teníamos Aquarii que eran especialistas en el uso del agua, los siphonarii encargados de las bombas, los uncinarii que utilizaban los garfios, los ballistari que se dedicaban a la extinción, los Emitularii que se dedicaban al salvamento, los falciarii especialistas en el accette y la dolabra, etc.
Muy importante era la función de los carpinteros y los albañiles dentro de este organigrama (Fabrum, Dendrophorii, Matricarii…) ya que eran técnicos de la madera y la construcción, por lo que sabían lo que tenían que hacer para confinar y controlar el fuego en las edificaciones para evitar que se propagase.
“Matricarii quos videmus ad incendia currentes, et portantes espongias cum ferramentis, et alia per quae possint de pariete in parietem transire, et ita incendium extinguere” (De Magistris, 1898: 97)
En esta cita se describe perfectamente cual era su función: “A los carpinteros los vemos corriendo hacia los fuegos, y llevando esponjas con hierros, y otras cosas con las que pueden pasar de pared en pared, y así apagar el fuego”.
Es evidente que todos estos profesionales debían de contar con una amplia gama de herramientas adecuadas para realizar los trabajos de extinción entre los que debió de destacar sobremanera la dolabra, herramienta que se siguió utilizando en épocas posteriores para sectorizar las zonas de incendio y aislar aquellas a las que aun no había llegado el fuego.
No obstante es difícil encontrar estudios de calado sobre las herramientas que debieron de usar los bomberos de época romana, quizás por ser útiles muy comunes en el desarrollo de diversas profesiones y porque han pervivido a lo largo de los siglos. Por otro lado las interpretaciones que nos aportan los arqueólogos cuando se produce un hallazgo de este tipo de herramientas adolecen de una visión de conjunto en el que pudieran adjudicar este objeto al contexto de las labores de extinción de un incendio por el propio desconocimiento que se tiene de las actividades que realizan y los materiales que usan dichos bomberos.
En este sentido es significativo lo que nos indica Capponi y Mengozzi al respecto: “…pero si los autores no nos ayudan en la descripción de las herramientas utilizadas por los bomberos, las numerosas herramientas encontradas durante múltiples excavaciones, especialmente en el Esquilino, revelan a quienes conocen los equipos utilizados por este cuerpo, la existencia de fuertes similitudes con elementos que aún en los tiempos modernos han constituido una parte esencial del equipamiento de los vehículos de extinción de incendios” (Capponi et alii,1993:131)
Podríamos poner el ejemplo de la dolabra del siglo I d.C. encontrada en el yacimiento del Monte do Castro en Pontevedra en el 2011 y del que se hicieron eco los periódicos la Voz de Galicia y el Faro de Vigo por haberse encontrada intacta, en un perfecto estado de conservación; y ser un elemento muy escaso en el noroeste peninsular. Apareció en el castro de Ribadumia “clavada en el suelo de una de las estructuras próximas a la entrada” sobre la que se han planteado diversas hipótesis en las que ninguna pasa por su relación con el trabajo de los bomberos a pesar que el poblado desapareció por efecto de las llamas y a pesar que la mayoría de teorías “se sustenta en dos hallazgos fundamentales, en particular una dolabra romana y otras armas blancas de parecida época dispersas por todo el yacimiento y el mismo nivel de estratificación de ceniza en el subsuelo que indica que el poblado ardió por completo”.
Es muy curioso como todo el poblado ardió y la dolabra quedó intacta en ese nivel de incendio.
Podemos admitir, sin ningún género de dudas, que la dolabra es una herramienta multifuncional con la cual podías cortar, golpear, picar, agujerear o hacer palanca; exactamente igual que lo es el hacha de bomberos cuando lo teníamos asignado a nuestro equipo personal. Han sido muchas las ocasiones en las que ese utensilio me ha sacado de un apuro cuando las cosas se torcían, desde cortar una cuerda o un cableado, hasta hacer palanca en un cierre de ventanas, romper un cristal o hacer un butrón en la medianera de una vivienda para salvar la vida de los inquilinos o la mía propia. Quizás la modernidad imponga otros métodos para realizar esas acciones pero a día de hoy sigo pensando que aun no se ha superado esa herramienta en lo que se refiere a su versatilidad en el trabajo y a tu propia seguridad en un siniestro.
Bibliografia:
- Bernabé Salgueiro, A.: “los Centonarii de Hispalis. Los bomberos de la Roma Imperial.” Bomberos 080. Revista profesional de bomberos, nº 5. (CUPB ed.) Noviembre 2016. Pags. 33-46.
- Capponi, E.; Mengozzi, B.: I Vigilles dei Cesari: l’organizzazione anincendio nell’antica Roma. Pieraldo Editore. 1993
- Magistris, Ettore de: La militia della Roma imperiale. Fratelli-Boca ed. Roma, 1898.
Periodicos:
- Alfonso, M.:“Roma arrasó el Monte Do Castro”. La Voz de Galicia. 2011/09/23
- Touriño, A.:“Los Romanos arrasan el Monte Do Castro”. El Faro de Vigo. 2012/01/0 “ «Las joyas del Monte Do Castro”. El Faro de Vigo. 2014/04/06
Autor: Alberto Bernabé Salgueiro
Bombero Raso Jubilado