LOS CENTONARII DE HISPALIS

.- Introducción.

Con motivo del primer congreso de la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales (CUPB), celebrado en Sevilla el 28 de Octubre de 2015, la organización me pidió realizar una ponencia que impartí con el título los bomberos de la Roma imperial: los Centonarii de Híspalis. Este artículo, en parte, se apoya en aquella  conferencia, y fue publicado en el nº 5 de la revista «Bomberos 080» de 5 de noviembre de 2016

.- Hagamos un poco de Historia.

Tras haber obtenido la licenciatura en la facultad hispalense de Geografía e Historia en el año 1984 y especializarme en arqueología en los años subsiguientes, tuve la ocasión de realizar prácticas profesionales en el Museo Arqueológico de Sevilla durante los años 1985 y 1986. Por aquél entonces llevaba ya unos años trabajando como bombero para el Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, lo que me dio ocasión para unir mis dos pasiones: la historia y los bomberos. A partir de ese momento me dediqué a investigar sobre todo lo concerniente al pasado de nuestra profesión, encontrándome con un enorme vacío tanto de fuentes como de publicaciones al respecto. Es cierto que existían muchos e interesantes documentos en los diferentes archivos que visité sobre esta temática, pero su dispersión, su falta de catalogación en aquellas fechas y sobre todo porque su antigüedad no iba más allá del siglo XIX, hizo que tomase otra dirección.

Realizando labores de investigación en el departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla sobre las inscripciones romanas de Híspalis, tuve que consultar el trabajo del profesor Don José María Santero Santurino sobre las asociaciones populares en Hispania[1], donde descubrí la existencia de un cuerpo de bomberos en la Sevilla romana. Aprovechando que dicho profesor estaba adscrito al departamento de Historia Antigua de la facultad en la que me encontraba, rápidamente contacte con él quien accedió muy gustosamente a dirigir mis investigaciones sobre este cuerpo. Me estableció un organigrama de trabajo, me puso en la dirección correcta y me indicó las dificultades con las que iba a toparme dado la práctica inexistencia de datos al respecto[2].

En dicho trabajo (Santero, 1978:12) se mencionaba un “corpus centonariorum” procedente de una inscripción descubierta en Híspalis y recogida en el C.I.L.[3] Solo cabía encontrar dicha pieza para poder estudiarla más a fondo. Las únicas pistas que teníamos al respecto eran que se trataba de una inscripción realizada en la parte anterior de un pedestal hallado en 1799 al rebajar las gradas de la Catedral, el cual servía de quicio en la puerta del Perdón de la catedral hispalense. Esta pieza fue trasladada al Palacio Real y tras diversos avatares en el siglo XX acabó engrosando los fondos del museo arqueológico de Sevilla.

No debemos perder de vista que nos encontramos en la primera mitad de la década de los 80 del siglo XX, en plena efervescencia del municipalismo español, toda una novedad después de la dictadura del general Franco. Las primeras elecciones municipales fueron en 1979, obteniendo la alcaldía para Sevilla D. Luis Uruñuela y las segunda se desarrollaron en 1983 siendo alcalde en esta ocasión  D. Manuel del Valle. Estos 8 años fueron muy significativas para la capital hispalense en el que existió un altísimo grado de colaboración entre todas las fuerzas políticas del momento, lo que iba a revertir en decisiones muy importantes para la ciudadanía. En estas fechas se diseñó la estructura básica del Servicio Contraincendios de Sevilla con un ambicioso plan para crear una red de parques que  dieran cobertura y seguridad a toda la ciudad. Hubo un vuelco espectacular por todo lo que significaba bomberos y seguridad ciudadana, cuestión que se iría diluyendo a lo largo de los años 90 y desapareciendo casi en su totalidad en el cambio de milenio.

1.-Fragmento del programa de mano de los actos del Patrón de Bomberos de 1987

En esos momentos cualquier tema relacionado con los bomberos era relevante, y así lo creyeron cuando se planteó realizar un estudio sobre los centonarii romanos, cuestión apoyada por el entonces jefe de bomberos D. Ramón Fernández Becerra y dotado presupuestariamente por el ayuntamiento de Sevilla. Será en estas fechas cuando varias capitales de España se disputen el honor de tener el cuerpo de bomberos más antiguo de la península, estableciéndose una especie de pugna “simbólica” entre Sevilla, Tarragona y Barcelona, y alentada por los poderes públicos además de ser un prurito de orgullo para los bomberos de cada demarcación.

Efectivamente, Tarragona poseía la inscripción de un Horilegium, es decir, una inscripción con la donación de un reloj a la “Schola colegial” de los fabrum de Tarraco fechado aproximadamente en el siglo II de nuestra era (CIL II, 4.316) y una inscripción fragmentada, sin adscripción cronológica posible y asignada al “c. centonariorum”(CIL II, 4318). Por su parte Barcino poseía una inscripción dedicada a Minerva Augusta por parte del “Collegium Fabrum”( CIL II, 4,316) cuya cronología se situaba en torno al alto imperio romano sin poder determinar su fecha concreta y ni tan siquiera precisar a qué siglo correspondería. Por otra parte, Sevilla poseía una inscripción dedicada a Antonino Pio por parte del “corpus Centonariorum” (CIL II, 1.167) fechado entre el 138 al 161 después de Cristo.

La carrera por tener el honor de pertenecer al cuerpo de bomberos más antiguo había comenzado, solo que en el caso de nuestra pieza había un problema: “estaba en paradero desconocido”. Era necesario localizarla para refrendar lo que Hübner había recogido en 1869 y de paso presentarla en sociedad con todos los parabienes.

La “casualidad” hizo que se estuvieran organizando los fondos del museo arqueológico provincial de Sevilla cuando me encontraba realizando las prácticas ya citadas. En los sótanos de dicha institución dirigida en aquellos momentos por D. Fernando Fernández Gómez se amontonaban piezas de todo tipo. Aunque teníamos una descripción muy somera del objeto en cuestión, un dato fue crucial para localizarlo: el pedestal estaba horadado en su centro por un agujero rectangular, como si hubiera soportado una viga o hubiera funcionado como mechinal. En uno de esas “agrupaciones” de restos que casi llegaban al techo pudimos ver en la base un “cipo” bocabajo que respondía a las características descritas. Con la ayuda de una pequeña grúa desplazamos la masa de piedras que tenía en lo alto y logramos extraerla.

La pieza en cuestión se limpió, se midió y se fotografió. Con todos esos datos y comprobado ya que se trataba de la inscripción que buscábamos se lo comuniqué de inmediato al jefe de bomberos y al delegado del servicio[4] quienes me instaron a que gestionase la reproducción de la inscripción con el patrocinio del Ayuntamiento. La idea era presentar esta pieza como acto central de la festividad del patrón de Bomberos San Juan de Dios del siguiente año (1986). La responsabilidad de hacer las reproducciones recayó en D. Jose Luis Mesa, restaurador de dicho museo, a quien se le encargaron tres duplicados: dos en marmolina y uno en poliéster. Previo a los trabajos de reproducción de la inscripción, el señor Mesa tuvo que realizar labores de restauración en ella y reconstruir parte del texto conforme las  indicaciones recogidas en el C.I.L.

2.- Acto de Recogida de la Inscripción en el museo arqueológico de Sevilla. De izquierda a derecha el conductor de bomberos D. Miguel Fernández Barreda, D. Alberto Bernabé Salgueiro; D. José Reina Sánchez (relaciones públicas de bomberos); Miguel Puya (conservador del museo) y José Luis mesa (restaurador y artífice de las copias).

Efectivamente, ese 8 de marzo de 1986, día de San Juan de Dios,  fue presentado a bombo y platillo ante la sociedad sevillana el epígrafe que demostraba cual era el cuerpo de bomberos más antiguo de España. Fue un acto protocolario en el que no faltó de nada y al que asistieron varios catedráticos de la universidad, personalidades de la política y del ejército, con gran despliegue de medios económicos, y con un seguimiento  muy especial por parte de los medios de comunicación.

3.-páginas 1 y 2 del programa de mano de los actos del Patrón de Bomberos de 1986

Como dijimos anteriormente, pasado el tiempo y máxime después de la sangría presupuestaria que significó la Exposición Universal de 1992, todo ese empuje municipalista  fue languideciendo en pos de otras políticas y ese organigrama de parques de bomberos distribuidos por la ciudad quedó en agua de borrajas. Ya no se iba a hacer el parque central de los Remedios tal como preconizaba nuestro delegado en el programa de mano elaborado para conmemorar el día del patrón de bomberos en 1987 (foto 1) y a día de hoy mantenemos no solo inconcluso ese proyecto, sino que esa estructura de red de parques se ha vuelto obsoleta. Por la misma razón los Centonarii desaparecieron del ideario propagandístico e identitario del servicio de bomberos de Sevilla. De las copias del epígrafe que se hicieron solo queda una y esta ha tenido diversos destinos desde que enseñoreaba en lo alto del “barco”[5] junto al despacho del jefe, en el parque central de la Puerta de la Carne, pasando después a colocarse en un rincón de las instalaciones ubicadas en el polígono industrial de la Carretera Amarilla, hasta llegar en la actualidad a adornar la pared del salón de la Academia de Bomberos situada en el parque de bomberos de las Tres mil viviendas.

.-Los bomberos de Roma.

Puede decirse que fue Marco Licinio Craso,  uno de los componentes del primer Triunvirato de Roma (60-53 a. C.), el creador de las brigadas de bomberos en Roma, como medio de negocio y enriquecimiento. Obtuvo  gran parte de su  fortuna ordenando provocar incendios y controlando la actuación de su cuerpo de bomberos privados, ofreciendo a los propietarios de los edificios incendiados y adyacentes comprárselos a bajo precio, bajo la amenaza de dejarlos arder hasta su destrucción total. Muchos ciudadanos romanos, ante la posibilidad de quedarse sin nada  aceptaban la proposición de Craso, y sólo por el simple hecho de  recuperar parte de sus bienes, firmaban la venta de sus propiedades.  Es en ese momento cuando los bomberos sofocaban el incendio y Craso adquiría unos terrenos donde construir nuevos edificios.

Sin embargo, el verdadero inventor e innovador de los cuerpos de bomberos  en la Roma Imperial fue Caius Iulius Caesar Augustus (63ª a. C. -14 d. C.). Efectivamente creó el cuerpo de “Vigilis” de Roma, los dotó de personal y organizó el servicio municipal antiincendios. Creó todo un sistema de lucha contra el fuego, aplicando la tecnología y maquinaria  militar  del momento, así como fijó la estructura  de mando y dictaminó las funciones de cada escalafón; proveyendo los parques de bomberos de profesionales con distintos oficios  y especialidades  bajo el mando de un praefectus vigilii. Además creó todo un corpus normativo, basado en el sentido común, en la tradición y en lo aprendido en siglos anteriores para luchar contra los siniestros.

Por tanto, en Roma capital se establecerá desde este periodo los “Milite Vigilum”, un cuerpo de bomberos público con una distribución de carácter militar dividido en Cohortes y comandados por un prefecto[6]. Dentro de este organigrama militar propio de las legiones romana (prefectos, tribunos, centuriones…), los que le dan verdadera identidad como bomberos al cuerpo son los especialistas en los diferentes oficios, aquellos que van a realizar las tareas específicas en el ataque y control de la zona siniestrada.

VIGILI CON OFICIOS ESPECILIZADOS
Siphonarii . Encargado de las bombas de agua, de su mantenimiento y de dirigir las maniobras con ellas en el incendio
Aquarii   Especialistas en el uso del agua, llevaban la cuenta del agua disponible y alimentaban las bombas.
Centonarii   Cuidaban y fabricaban los centones con los que se extinguía el fuego.
Falciarii   Especialistas en herramientas como el hacha y la dolabra.
Uncinarii   Encargado de los garfios.
Ballistari   Encargados de la extinción, bien destruyendo el edificio, bien utilizando centones
Emitularii   Se encargaban de los salvamentos en los incendios mediante la emitula (colchón) sobre el que saltaban las víctimas.
A Balneis   Inspector de los baños. Le acompañan un optio y un unctor.
Sebaciarius- (S. II) Encargado del sebo y de la iluminación

Utilizaban diversos materiales y  herramientas, destacando las escalas con ganchos o garfios que se clavaban en los techos de madera por la que los  bomberos trepaban y saltaban de viga en viga, cortando las maderas afectadas con  las sierras, el hacha y  la roncola (cuchillo curvo, hoz), o partiendo los muros medianeros de las viviendas con las  dolabras ( pico  muy parecido a las hachas que los bomberos siempre hemos llevado en nuestro equipo); o las sogas y los hamae ( cubos) con la que los aquarii en una perfecta y sincronizada cadena vertían su contenido sobre las llamas o llenaban los recipientes de las bombas que utilizaban los siphonarii…

Cuadro de texto: 4.-Bomba de Ctsesibio procedente de las minas de Sotiel-Coronado en Calañas (Huelva).  Museo Arqueológico de Madrid.
4-Bomba de Ctsesibio procedente de las minas de Sotiel-Coronado en Calañas (Huelva). Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

En este sentido destacamos las bombas de Ctsesibio, auténtica maravilla de la ingeniería romana. Se trata de una bomba de presión expelente – impelente, accionada manualmente mediante pistones y válvulas,  cuya punta terminada en forma de “fistón”  lanza el agua a muchos metros de distancia y que según los textos clásicos habían sido utilizada para apagar incendios de envergadura.

.-Las asociaciones profesionales: la Tria Principalia.

En palabras del profesor Santero Santurino una asociación  es un conjunto de hombres que, unidos libremente, persiguen un objetivo en común.

 Si en Roma, por ser la capital y residencia del emperador y del senado, Augusto tuvo que diseñar un cuerpo de bomberos integrados dentro de la estructura militar y bajo su mando directo para garantizar la seguridad de la urbe, en el resto de la península itálica y en las provincias fueron las asociaciones profesionales junto con los cargos municipales quienes se encargaron de la extinción de incendios.

Las fuentes epigráficas, los documentos históricos y los vestigios arqueológicos nos proporcionan una información interesante sobre estas asociaciones profesionales, que podían tomar la denominación de  Collegia y Corpus.

La distinción entre collegium y corpus según Waltzing[7] es que collegium indica cualquier asociación de al menos tres personas con una finalidad común permanente, mientras que corpus se emplea para indicar además que el colegio de que se trate está autorizado por el estado, reconocido como organismo público y con personalidad jurídica. En España aparece un corpus y un colegio de centonariorum en Híspalis, junto a un collegium centonariorum en Tarraco.

Las ciudades provinciales del imperio favorecieron el desarrollo y prosperidad de los colegios, de ahí que las relaciones entre éstas y los organismos oficiales jugaran un papel destacado en la vida y actividades municipales, por tener un carácter de pública utilidad. Existen unos colegios que destacan en esa labor y que frecuentemente se presentan unidos incluso llegando a constituir una sola asociación los cuales debieron existir prácticamente en todas las ciudades de importancia. Nos referimos a  los fabri, centonarii y dendrophori que suelen aparecer unidos epigráficamente, a veces con la denominación de la Tria Principalia, teniendo un único patrono.

El término fabri es muy amplio e incluye diversas clases de trabajadores que de una u otra manera están relacionados con la construcción. Con frecuencia el término aparece acompañado de un adjetivo que especifica más el tipo de trabajo de que se trata.

Los centonarii, en principio, son fabricantes de centones, piezas de tela basta, hechas de tejidos viejo, que tenían múltiples aplicaciones, como servir de vestimentas de esclavos; pero fundamentalmente se empleaban a manera de toldo o lonas, para proteger a personas, animales y objetos del fuego (por ejemplo en la guerra), y para extinguir los incendios, los cuales estaban impregnados de una salmuera de vinagre y alumen  (CF. Waltzing[8] II, p. 195; F.G. Lo Bianco[9], 1934, p.57), por lo que el término también se aplica a los que utilizaban tales centones, como los bomberos, formando colegios.

Recientemente se ha publicado una tesis doctoral de la americana Jinyu Liu[10] sobre los Collegia Centonariorum (año 2009) en el que plantea la hipótesis que los colegios de centonarii no refiere a los bomberos sino fabricantes de tejidos. Nosotros no consideramos esto ninguna novedad, dado que el profesor Santero Santurino[11] ya expresó en 1978, que los centonarii eran fabricantes de tejidos y que también se denominaban así a los bomberos que apagaban fuegos con centones . Nosotros no vemos que haya ninguna incompatibilidad entre ambas funciones y dada lo práctico de la organización romana, para nosotros una abarca a la otra. Sirva para ello un ejemplo actual: uno puede ser arquitecto, pertenecer al colegio de arquitectos y además ser jefe de bomberos. Ciertamente es una obra que hay que leer con atención, pero no considero que su hipótesis invalide la propuesta de los magníficos investigadores que le han precedido, máxime cuando tampoco presenta pruebas concluyentes al respecto.

Por su parte,  los dendrophorii están relacionados con la industria de la madera.

Por tanto, aquí tenemos a los tres cuerpos, combinados o no, que se van a encargar de acudir a los siniestros una vez que se producen: los especialistas en la madera, en la construcción y en la extinción.

La unión de estos tres tipos de colegios en las ciudades era debida a una actividad conjunta de carácter público y requerida por la autoridad municipal: el servicio de bomberos. El peligro de incendios en las ciudades romanas, donde tanto abundaba la madera, era muy grande y ello exigía una perfecta ordenación y colaboración  entre los miembros de la tria collegia, que encontraban en este servicio su vínculo profesional. Efectivamente, los centonarii aparecen siempre como tales bomberos en las ciudades; en cuanto a los fabri, sabemos de su requerimiento para prestar este servicio; asi Plinio[12] en una carta escrita a Trajano tras un enorme incendio en Nicomedia, que se encontraba desprovista del servicio de bomberos, pide autorización para la formación de un collegium fabrorum de 150 hombres en esta ciudad, con el fin de prestar este servicio de extinción de incendios, como existían en otras ciudades. Trajano no lo permitió por considerar que este número de individuos formando parte de un colegio podrían convertirse en una célula revolucionaria contra el poder establecido.

En la actualidad contamos en España con epígrafes referente a los fabri en Barcino (Barcelona) Tarraco (Tarragona) y en Corduba (Cordoba) y de centonarii en Hispalis (Sevilla) y  en Tarraco (Tarragona); no habiendo aparecido ninguno dedicado a los dendrophori .

.-Hispalis.

Pero, ¿por qué Híspalis?, ¿qué grado de desarrollo alcanzó la urbe de la Colonia Rómula para poseer un cuerpo de bomberos como las demás capitales de importancia en el Imperio?. La respuesta la podemos ver en el gráfico de densidades para la etapa romana, en el que se muestra una importante aglomeración poblacional en el ámbito geográfico donde se sitúa Híspalis, representado por una mancha de color oscuro, muy por encima del resto de la península.

5.- Densidad de población en época romana. Fuente: http://pelagios.github.io/pelagios-heatmap/

No es de extrañar, por tanto, que el puerto de Híspalis sea  mencionado en las fuentes clásicas por la importancia que tuvieron sus astilleros durante la guerra civil entre Cesar y Pompeyo; o como  Estrabom nos indicaba que Sevilla era una de las ciudades más florecientes de la época, solo  por detrás de Corduba y Gades.

 La importancia de la urbe hispalense se hace patente a través de las abundantes excavaciones arqueológicas en el subsuelo de Sevilla, lo que nos ha permitido plantear toda una serie de hipótesis sobre la organización y distribución de la ciudad en las etapas  republicana  e imperial, sin embargo aún persisten numerosas lagunas y problemas por resolver. Efectivamente, no es nada fácil en una ciudad moderna como Sevilla, donde ha habido una continua remodelación urbanística desde la antigüedad, encontrar estructuras intactas o espacios vacíos donde realizar investigaciones de calado. Aquí no podremos estudiar la edilicia romana ni la estructura urbana como en Itálica o Mérida; aquí nos conformaremos con interpretar el puzle de los hallazgos que se vayan produciendo, para poder emitir nuevas hipótesis. Por esta cuestión, si aún hoy día tenemos dudas sobre la conformación de los foros y de la propia ciudad; ni que decir tiene que tampoco sabemos nada acerca de los bomberos de Híspalis, de su estructura, formación o ubicación. Aquí no tenemos las “casermas[13] como la existente en el puerto de Ostia o los “excubitorium[14] como el existente en el Trastevere en Roma. Así es que para hablar de los bomberos de la Colonia Rómula  no tenemos más remedio que acudir a la epigrafía.

Efectivamente, la ubicación del foro hispalense, la plaza pública que aunaba los edificios más relevantes de la ciudad, donde se encuentran las instituciones de gobierno, administración de justicia y religión: basílicas, templos, etc. aún hoy en día es el objeto de debate entre investigadores, historiadores y arqueólogos.

6.- Ubicación de los foros según J. Campos y J. González, 1987 y 2013. La localización de la zona de atraque, así como la ubicación de la zona portuaria y la ubicación de la antigua orilla del Guadalquivir en González Acuña, 2010[15].

Juan Campos Y Julián González[16] determinaron en los años 80 del siglo pasado la ubicación del foro republicano, en la zona en torno a la calle Mármoles, donde hoy día se encuentra visibles tres columnas perteneciente a un posible templo (según estos autores) o a un pórtico según Escudero y Vera[17];  o una plaza porticada según I. Temiño[18]. En cualquier caso todos aceptan que  se trata del foro republicano aunque los restos visibles pertenecen a edificios reconstruidos en época imperial.

Más dificultad entraña la hipótesis lanzada por Julián González hace tres décadas sobre la existencia de un segundo foro en la ciudad, coexistente con el  imperial. Aunque Para González[19], a la luz de los hallazgos arqueológicos realizados en estos últimos años, existen argumentos más que contundentes para seguir planteándose la existencia de una amplia zona comercial, con una función semejante al foro de las corporaciones de Ostia en Roma. Se basa para ello en la  gran cantidad de inscripciones honorarias relacionadas con la actividad comercial del puerto fluvial que han aparecido en los alrededores de la Catedral y realizadas por diferentes asociaciones profesionales las cuales están dedicadas  a ricos comerciantes o a emperadores como Antonino Pio o Marco Aurelio.  Según Julián González, todos estos collegia desempeñan un papel de gran importancia en la vida social de la colonia, pues construyen templos, dedican estatuas a la familia imperial y se afanan en el embellecimiento de la ciudad, en una actividad que en otras ciudades está desempeñada por los magistrados o libertos de elevado estatus social.

.-Los Centonarii de Híspalis en los epígrafes.

Dado que la descripción de los epígrafes han sido perfectamente realizadas por Julián González[20] y nosotros no tenemos nada más que aportar a ella, la transcribiremos íntegramente. Solo nos gustaría llamar la atención sobre dos extremos. En cuanto a la pieza que se describe en primer lugar decir que es éste el epígrafe cuya copia se encuentra en el Parque de bomberos de Sevilla[21], y que se hizo tras la reconstrucción de la pieza original siguiendo la transcripción realizada por Mommsem, aunque Julián González discrepa, como veremos a continuación, en la formulación de una parte de ella.

Con respecto a la segunda inscripción, decir que para la mayoría de los estudiosos es una pieza que ha pasado desapercibida y no se le ha dado la importancia que tiene. Esto puede ser motivado porque se encuentra en una colección particular de difícil acceso y la única descripción que existe es la que nos ha proporcionado dicho autor.

Inscripción 1.-[22]

“Inscripción honoraria: pedestal de mármol blanco, muy deteriorado, pues ha perdido un trozo en su parte superior izquierda, parte del mismo lado, la parte inferior y, además, a la altura de las 11.6-8 presenta una mortaja bastante ancha y profunda; la cartela está enmarcada por ancha gola y listel, que se conservan en la parte superior y derecha, mide 84 cms. de altura máxima; 41 cms. de anchura máxima y 46 cms. de grosor; las letras oscilan entre las 6,5 cms. (11,1-4), 6 cms. (1.5), y 3,5 cms. (11.6-8); Los puntos son hederae (1.1) y triangulares. Se fecha entre el 145-161 d.C. Fue encontrada en 1779 al rebajar las gradas de la catedral, pues servía de quicio en la puerta llamada del Perdón, en la actualidad se encuentra depositada en el Museo Arqueológico de Sevilla, Inv. Núm. 210, donde la hemos visto y fotografiado en 1982[23]

Mommsen restituyó las 11.9-10 [centum dumtax]at / [constituto], pues pensaba en la carta de Plinio el Joven a Trajano (Epist. 33, 3: tu, domine, dispice an instituendum putes collegium fabrorum dumtaxat hominum CL). Hübner cita también las palabras de Ulpiano en frag. Vat., pág. 233: in collegio pistorum intra numerum constituti centenarium. La restitución de Mommsen, que ha sido aceptada por todo el mundo nos parece un poco imprecisa, pues no se ve muy bien la relación entre corpus centonariorum (nom.) y collegio… constituto  (abla.); por ello, nos parece más adecuada otra en la que constitutum concuerde con corpus centonariorum  con el significado de <<cuerpo de centonarios constituido en un colegio de sólo (tot) hombres de Hispalis por la indulgencia del emperador Antonino Pio>>.

La fecha de este epígrafe sería entre el 145-161 d. C.”

7.-Dos transcripciones y lecturas diferentes sobre el epígrafe que los Centonarii de Hispalis dedicaron al emperador Antonino Pio ( 145-165 d.C.)

8.-El pedestal que contiene la inscripción sobre el corpus centonariorum de Hispalis fue localizado en 1799 en el entorno de la Catedral de Sevilla, en el lugar que ocuparía el “foro de las corporaciones” según   J. González.

Inscripción 2.[24]

“Inscripción monumental; fragmento de placa de mármol blanco, de grano grueso,  de las canteras romanas de Almadén de la Plata, partida en 7 trozos, que conserva sólo sus márgenes superior e inferior, cortados a bisel. Tiene la parte posterior pulida y adopta una forma casi rectangular con su borde derecho terminado en saliente  a la altura de la 1.1; además, ha perdido dos pequeños fragmentos en sus bordes superior e inferior. Mide 50,5 cms. de altura; 120 cms. de anchura y 2 cms. De grosor. Las letras son capitales cuadradas, grabadas a bisel y su altura oscila entre los 10 cms. (1.1), 5,2 cms. (1.2, I=6,5), 4,2 cms. ( 11.3-4, I = 5,2 cms.) y 3,6 cms. (115-6, I= 4,7cms.); los puntos son triangulares. En la actualidad se encuentra depositada en la misma colección particular que la anterior, donde la hemos visto y fotografiado en 1983[25]

Una vez completadas las 11.1-4 nos encontramos con una placa de unos 3 m. de anchura por 50,5 cms. de altura, que estaría colocada, probablemente sobre un soporte o cornisa, sobre el frontispicio de la schola centonariorum de Hispalis.”

Gran parte del texto está perdido y es difícil de restituir por la falta de paralelos concretos para este tipo de epígrafe. No obstante, Julián González piensa que en las dos líneas que faltan debería figurar la autorización para la constitución del collegium centonariorum de Hispalis, con la indicación precisa de la patria (homines hispalenses) y el número de sus componentes (probablemente, C o CL dumtaxat).

 En resumen, esta placa de grandes proporciones contiene una inscripción honoraria dedicada por el corpus centonariorum Hispalensium al emperador Antonino Pío en agradecimiento por haber permitido la constitución de dicho colegio.

 “La placa evidentemente debió de estar adosada al muro de algún edificio y teniendo en cuenta que fue encontrada junto con otra dedicada al Liber Pater, hemos de considerar más que probable que lo fuese precisamente en el aedes[26] dedicada a esta divinidad y, al mismo tiempo, dadas las características físicas del epígrafe, que fuese ésta la schola del corpus centonariorum Hispalense. “[27]

Dado que esta pieza se localizó al construir la cimentación del edificio de la calle Mármoles esquina con Muñoz y Pavón, frente a la iglesia de San Nicolás, a finales de los años 60 del siglo pasado, junto con otras inscripciones relevantes; y que dicho lugar  se encuentra a muy pocos metros del llamado templo de Hércules en la calle Mármoles, Julián González propone la existencia en este lugar de al menos dos templos: uno, situado en la calle Mármoles, dedicado a una divinidad cuyo nombre desconocemos; y otro, dedicado a Liber Pater, situado en el subsuelo del templo de San Nicolás donde los bomberos de Híspalis tendrían su Schola[28].

9.-Localización de la segunda inscripción que hace referencia al Collegium Centonariorum y que pudo haber pertenecido a la Schola de los centonarii sengun J. González.

.-Valoración final.

La importancia de los epígrafes encontrados en Sevilla referente al collegium Centonariorum radica en la escasez de piezas existentes en España sobre este colectivo. Hasta ahora tan solo son tres las inscripciones que mencionan a esta asociación profesional con total certeza en nuestro país, perteneciendo dos de ellas a Híspalis. Tampoco son más las que refieren al corpus fabrorum y ninguna, que sepamos, a los dendrophori; asociaciones que unidos (Tria Principalia), o bien por separado, y junto a los cargos públicos se encargaban de asumir la mayoría de las tareas municipales en las grandes ciudades del imperio, entre las que se encontraba, claro está, la extinción de incendios.

Por otro lado, estos dos epígrafes constituyen un ejemplo claro de la relevancia social y económica que tuvo la asociación profesional de centonarii en la colonia Romula, una importante ciudad portuaria a la vista de los datos obtenidos tras las últimas excavaciones arqueológicas.

En cuanto a los bomberos romanos de Híspalis tenemos que decir que hay mucho que imaginar y poco que ofrecer. A ciencia cierta, hoy solo podemos constatar la existencia de esas dos inscripciones que relacionan la Colonia Romula con el colegio profesional de los centonarii.

En la actualidad seguimos siendo partidarios de la hipótesis, a la que también se adscriben Santero Santurino y Julián González,  que cuando un epígrafe menciona al “corpus centonariorum”, se están refiriendo al cuerpo de bomberos, en cuanto que son ellos quienes van a asumir la tarea municipal de la extinción de incendios, bien directamente, bien sufragando los servicios a la ciudad de su pecunio particular o liderando los equipos de libertos o esclavos durante las posibles contingencias que sucedían en esta populosa urbe. Y es que fue mucha la importancia que el mundo romano y en especial sus autoridades otorgaron a los cuerpos de bomberos del imperio, por lo que sería muy lógico que Híspalis dispusiese de un cuerpo de profesionales dedicado a estas labores.

Tampoco descartamos que sean fabricantes de telas, ricos hombres y mercaderes dedicados a la fabricación y transporte de tejidos; y es que estas dos actividades no tienen por qué ser autoexcluyentes; todo lo contrario, creemos que pudieron ser complementarias, en el sentido que estos industriales no solo se encargaban de sus mercaderías, de su hacienda o de sus telares, sino que también tendrían el encargo, o la obligación, junto con los cargos públicos,  de organizar la seguridad y la defensa de la ciudad contra el fuego. Es más, ellos serían los encargados de fabricar los famosos centones, telas especiales impregnadas con productos “retardantes o ignífugos” con los que equipar a aquellos individuos que debían enfrentarse a los voraces y difíciles incendios en las urbes romanas.

Esperemos que en un futuro próximo se produzca algún hallazgo que nos permita arrojar alguna luz sobre esta cuestión y podamos poner en contexto a los  bomberos romanos con la ciudad de Híspalis y con los epígrafes mencionados.


NOTAS:

[1] Santero Santurino, José María; Asociaciones Populares en Hispania Romana, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, nº 43. Sevilla, 1978.

[2] Mi relación con el profesor Santero fue muy intensa pero excesivamente corta debido a su  inesperado fallecimiento en 1987 cuando contaba 40 años de edad. Ante esta circunstancia, el trabajo que habíamos empezado nunca llegó a finalizarse. Es por ello que cuando he dado alguna conferencia o escrito algún artículo sobre los bomberos de Híspalis siempre hago referencia expresa a la gran pérdida que supuso su fallecimiento para la ciencia y como no puede ser de otro modo, el presente artículo también está dedicado, “in memoriam”, al Profesor Santero Santurino a quien tanto le debo y de quien tanto aprendí.

[3] Hubner, E. Corpus Inscriptionum latinorun, volumen II, inscripción 1.167. Berlim 1869. 

[4] En estos momentos nuestro Delegado y Teniente-Alcalde era el Señor Guillermo Gutiérrez Crespo

[5] Expresión que utilizaban los bomberos de Sevilla para indicar la zona alta de la nave principal del parque de la Puerta de la Carne donde se encontraban las oficinas y despacho de los jefes por su similitud a las barandillas de un barco.

[6] Si teneis interés en conocer el trabajo de los bomberos romanos, asi como su estructura y funcionamiento os recomiendo el clásico trabajo de Ettore de Magistris titulado La militia Vigilum della Roma Imperiale, Ed. Fratelli Boca, Roma, 1898.

[7] Waltzing, J.P., Étude historique sur les corporations professionnelles chez les Romains, depuis les origines jusqu´à la chute de l´empire d´Occident. 4 vol. (Bruxelles 1895-1900; reimpr. Lovaina 1970). Tomo 1, pag. 341.

[8] Opus cit. Nota anterior.

[9] Lo Bianco, F.G. Storia dei collegi artigiani dell´impero. Bologna, 1934.

[10] Jiu, Jinyu, Collegia Centonariorum : The Guilds of Textile Dealers in the Roman West. Ed. Brill Academic Pub. Leiden-Boston,2009.

[11] Opus cit, 1978, pag.115.

[12] Opus Cit. Santero, 1978. Pag. 35, donde refiere el origen de la cita: Plinio, Epist. Ad Traianum, 10, 33,3.

[13] Parque de bomberos

[14] Destacamento o cuartel de bomberos ubicados en las regiones de Roma donde no había “Casermas”.

[15] González Acuña, D.; “Hispalis, puerto romano de la Bética. Aproximación urbanística” Bollettino di Archeologia on line I 2010/ Volume speciale B / B7 / 8.; Pag. 83 a 111.

[16] Campos, Juan; y González, Julián “Los foros de Hispalis Colonia Romula” , Archivo español de Arqueología, 60:123/158. 1987.

[17] Escudero Cuesta, J.; y Vera Reina, M. «Excavación en la calle Mármoles, núm. 9: la problemática

del sector», Anuario Arqueológico de Andalucía, 1988, T.III. Actividades de Urgencia, pp.407-410.

[18]  Rodríguez Temiño, I. Algunas cuestiones sobre el urbanismo de Híspalis en época republicana.

Habis 22. 1991 ; pag. 157-175.

[19] González, J.; “Arqueología y paisaje urbano: las inscripciones de la colonia Romula”  en Paisajes epigráficos de la Hispania romana. Monumentos, contextos, topografías (J.M. Iglesias Gil y A. Ruiz Gutierrez ED.) Hispania Antigua. Serie Histórica, 9. 2013, 57-68

[20] Opus cit. Nota 15.

[21] Otra copia de esta inscripción  la podemos encontrar en el museo de bomberos de Zaragoza.

[22] Opus cit. Nota 15, pág 152-153.

[23] No ponemos en duda la veracidad de esta fecha, tres años antes de nuestro intensa búsqueda de dicha pieza en los fondos del Museo Arqueológico Andaluz; sin embargo queremos  hacer dos afirmaciones a este respecto que para mí son incuestionables: una, que en 1985 el pedestal estaba “traspapelado” bajo un montón de piedras y restos arqueológicos de diversos periodos en el sótano del museo sin que fuese posible su localización a través de su ficha de inventario; y que una vez localizada, restaurada y reproducida, los medios de comunicación se hicieron eco de este “re-descubrimiento”, tanto en Tv. como en prensa escrita (Correo de Andalucía 8/3/1986 y 17/8/1986; Diario de Sevilla 7/3/1986); asi como publiqué un breve estudio de la pieza en el programa de mano de los actos del Patrón de bomberos del 8 de marzo de 1986, un año antes que saliese a la luz el artículo de Juan Campos y Julían González que nos ocupa y en el que se realiza una brillante descripción de la misma.

[24]Opus cit. Nota 15 pag. 133-

[25] En ninguna parte del artículo se recoge la ubicación precisa de la pieza y a que colección pertenece, por lo cual no hemos podido verla en directo ni comprobar todos los extremos aportados por Julián González.

[26] Aedes: santuario; lo más sagrado.

[27] Opus cit. Nota 18, pág. 66-67.

[28] “La schola como local urbano específico de la organización colegial … aloja imágenes de los dioses protectores y/o de los emperadores. La función de la schola en el centro de la ciudad, es por tanto honorífica y religiosa. Es una sede de representación, de culto privado exhibido públicamente, a la vez que depósito para los instrumentos litúrgicos y los bienes comunes”. Subias Pascual, Eva. Las sedes colegiales en época romana Problemas de tipología arquitectónica Boletín Arqueológico, época V, nº 16, pag. 85-110. Tarragona, 1994; pag.95.

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