Traigo a este Blog un post que publiqué en Facebook el 21 de febrero de 2014 por un “extraño” caso que nos pasó a los bomberos del turno 1º del parque de Pino Montano y que nos ha marcado todos estos años a cada uno de los que estuvimos, de algún modo, relacionados con él. El artículo en si recoge el hallazgo de un cuadro con una lámina de la Virgen Macarena y en qué circunstancias se produjo el 16 de febrero de 2014, aunque no estaría mal realizar un segundo artículo sobre este tema que recogiese algún que otro suceso acaecido en estos últimos 6 años. Así mismo os diré que todos los implicados mantuvimos un silencio discreto, dándole un aspecto de normalidad a estos acontecimientos, aunque sin secretismos, explicando a quien nos preguntaba nuestras percepciones del hecho en sí, y por tanto tratamos de estar alejados de cualquier tipo de sensacionalismo o publicidad interesada e innecesaria. Como os supondréis, esto es muy difícil en una ciudad tan mariana como Sevilla, pero fuimos capaces de aminorarlo mucho ya que sólo se publicó en un grupo de Facebook para uso interno de los bomberos de Sevilla aunque abierto al público en general, en mi muro y en un artículo periodístico de Diario de Sevilla. No obstante creo que ha pasado un tiempo más que prudencial para olvidarnos de tabúes, de miedos injustificados y de silencios incómodos y afrontar públicamente unos hechos que a día de hoy siguen siendo inexplicables para mi.
Todos los que me conocéis sabéis que tengo mi propia teoría sobre la Casualidad y la Causalidad, en base a todo tipo de serendipias en las que he sido partícipe. Como no es lugar para explicar nada de lo que me acontece en mi vida privada en relación a estos temas solo deciros que mi máxima es “la casualidad no existe”.
Aunque esta introducción no tiene nada que ver ( o si) con el tema que os voy a contar, me ha parecido relevante para poner en guardia a aquellos que ya conocen mis “historias” y que saben como trato de afrontar todos los sucesos de mi vida, por extraños que parezcan, con una mente racional y un análisis científico, intentando evitar caer en esa fácil solución de otorgar a un poder sobrenatural, extraterrestre o esotérico unos hechos que yo no puedo darle explicación, pero que seguramente responderán a una lógica a la que yo no alcanzo a ver o entender.
En este sentido va a ser la primera vez que comente este tipo de cuestiones en el foro presente, fuera de mis allegados, por la sencilla razón que creo va siendo hora de dar visibilidad a unas cuestiones que cada vez son más comunes entre las personas que me rodean y con los que interactúo socialmente.
¡Ah!, y para los que no me conozcan, no me importa que piensen que me lo estoy inventando porque no necesito su credibilidad, simplemente les pido respeto y apertura de mente para acercarse a la realidad que nos rodea.
Y dicho esto os diré que llevo trabajando como bombero de Sevilla 31 años, a lo largo de los cuales he intervenido en numerosos casos que no se pueden explicar dentro de la lógica común. Diríamos que hemos sido testigo de cosas “extrañas”, o de difícil explicación; como dice mi amigo Blas “estaría de Dios”. Siempre hemos pensado, mis compañeros y yo, que en nuestras actuaciones hasta el día de hoy hemos tenido el santo de cara, por las situaciones de las que hemos salido indemnes; por lo que desde el más ateo hasta el más capillita piensa que un “ángel de la guarda” nos custodia y nos protege.
Con estos antecedentes comprenderéis que las cosas que pueden ser consideradas por vosotros como excepcionales para nosotros se vuelvan casi rutinarias. En este sentido la noche del 16 de febrero de 2014 a las 10 y media de la noche nos sucedió un caso que yo desde mi experiencia considero insólito. Esa noche estaba de guardia el turno primero y el parque de Pino Montano fue avisado para apagar un contenedor que estaba ardiendo en la Ronda de Pio XII, a la altura del bloque nº 13. A ese siniestro acudieron un vehículo contraincendios con un cabo, un conductor y cuatro bomberos, que una vez personados en el lugar de los hechos sofocaron el incendio con un carrete de primer socorro.
Como es natural, cuando se trata de basuras, se realiza una extinción con gran abundancia de agua porque hay que apagar muy bien las brasas para que no haya posibilidad de una reignición. Cuando se consideró extinguido el incendio, se procedió a la comprobación del estado del contenedor y de su contenido para valorar si este estaba totalmente sofocado. La sorpresa fue cuando al abrir el contenedor, que no olvidemos había ardido su interior, se observa en su fondo algo parecido a un cuadro. Cuando se sacó se pudo comprobar que efectivamente era un cuadro con la lámina de una Virgen y que no estaba afectado por el fuego.
Ya en el parque de bomberos tuve ocasión de valorar los daños del cuadro y de la imagen que para mi sorpresa eran escasos y provocados fundamentalmente por el agua que nosotros mismos habíamos echado. No me lo podía creer, porque era la primera vez que nos encontrábamos con un caso en el que materiales sensibles al calor y al humo, confinados en un contenedor que estaba ardiendo no mostraba ninguna huella de dicho suceso. Teniendo en cuenta que el marco es de madera policromada, la lámina es de papel, con una tapa de cristal y un cartón que servía de contratapa, algún rastro de fuego o humo debía de tener.
Procedimos a quitarle la tapa de cartón y la cinta adhesiva que estaba muy humedecido y se había exfoliado en cinco o seis hojas por las esquinas, así como extrajimos la lámina y le secamos los bordes que estaban escasamente afectados por el agua. Al final tuvimos que desechar el cartón y sustituirlo por otro que recortamos de una caja vacía. Como seguía sin creerme el asunto utilicé papel higiénico para frotar el cristal y el marco en busca de algún rastro de hollín, ceniza, tizne, o algún tipo de resto que denotase hubiera estado inmerso en un contenedor ardiendo y ante mi sorpresa el papel higiénico lo que recogía era humedad o un poco de suciedad, pero nada más. Utilicé bastante papel, pero el resultado de mi búsqueda fue infructuoso, incluso ni tan siquiera olía a humo.
Si extraño era la situación excepcional en el que se encontraba el cuadro después de un incendio, tampoco es normal que el cristal no tuviera un solo arañazo o que la madera del marco fuera “nueva” o excepcionalmente bien conservada, al igual que la lámina.
Y aunque se puede tirar de todo a un contenedor (y de hecho así se hace), en una ciudad tan Mariana como la de Sevilla es harto extraño que se tire un cuadro de la Virgen y menos en tan buen estado, objeto por el que se pueden sacar algunos eurillos vendiéndolo en cualquier mercadillo local.
Se me olvidaba decir que el cuadro tenía dos sellos idénticos, uno en el centro del cartón y otro en la cinta adhesiva donde se podía leer el lugar donde lo habían enmarcado: “PACHECO / CUADROS . LAMINAS/ MOLDURAS/ Plza. S. Roque, 4 Telf. 956810494/ Avd. Principes de España, 80 Telf. 956811039/ ROTA”, y dado que tenía el teléfono donde lo hicieron llamé al día siguiente a dicha tienda. Desgraciadamente la señora que me atendió y a quien agradezco su gentileza no recordaba quien lo encargó o cuando se hizo el cuadro, pero me explicó que era muy normal que se realizasen trabajos para Sevilla, ya que Rota (Cádiz) es un lugar de veraneo y descanso de muchos sevillanos, momento que aprovechan para solicitar o recoger dichos encargos. Aunque ella misma se preguntaba que hacia un cuadro de la Virgen, nuevo y realizado por ellos, en un contenedor de Pio XII en Sevilla.
Sea como fuese, dado que el cuadro está en perfecto estado y que muestra una cierta tendencia hacia la “incombustibilidad”, a nuestro “cabo prefe” se le ocurrió que era la imagen más idónea para estar situada en la pared de nuestro parque de bomberos, junto al cuadro de San Juan de Dios, nuestro patrón. Y ni corto ni perezoso se dedicó a colgar dicho cuadro a la 1 de la mañana del dia 17 de Febrero de 2014.
Fue en ese tránsito cuando se dio cuenta que la imagen de la Virgen correspondía a la Macarena, una de las vírgenes más veneradas y queridas de Sevilla, lo que aun fue mayor motivo de emoción y orgullo para los que estuvimos de guardia esa noche.
Quede para el recuerdo y la curiosidad esta noticia de como hallamos en un contenedor ardiendo un cuadro de la Virgen Macarena que, “milagrosamente”, no presentaba ni una sola huella de tal incendio; y a partir de aquí, cada cual que saque su propia conclusión.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.